Discurso de la graduación de 4º ESO

jueves, 20 de junio de 2013



Como soy (o he sido) profe de Lengua de muchas y muchos de los que estáis aquí, me han pedido que os dirija unas palabras en este acto, que no queremos que sea una despedida, sino el pistoletazo de salida hacia una aventura nueva, un nuevo camino.

Como soy profe de Literatura, unas cuantas de las palabras se las voy a tomar prestadas a uno de mis poetas preferidos, Mario Benedetti, que nos dejó justo el curso en que yo y también algun@s de vosotr@s entramos al Antonio Domínguez Ortiz.

¿Qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de paciencia y asco?
¿sólo grafitti? ¿rock? ¿escepticismo?
también les queda no decir amén
no dejar que les maten el amor
recuperar el habla y la utopía
ser jóvenes sin prisa y con memoria
situarse en una historia que es la suya
no convertirse en viejos prematuros

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de rutina y ruina?
¿cocaína? ¿cerveza? ¿barras bravas?
les queda respirar / abrir los ojos
descubrir las raíces del horror
inventar paz así sea a ponchazos
entenderse con la naturaleza
y con la lluvia y los relámpagos
y con el sentimiento y con la muerte
esa loca de atar y desatar

¿qué les queda por probar a los jóvenes
en este mundo de consumo y humo?
¿vértigo? ¿asaltos? ¿discotecas?
también les queda discutir con dios
tanto si existe como si no existe
tender manos que ayudan / abrir puertas
entre el corazón propio y el ajeno /
sobre todo les queda hacer futuro
a pesar de los ruines de pasado
y los sabios granujas del presente.

Si cambiásemos “rock” por “reggaeton” y “barras bravas” por “bukaneros”, “ultrasures” o “frente atlético”, no parecería que este poema fue escrito hace casi veinte años y en un sitio que nos pilla "tan a mano" como Montevideo, Uruguay porque lo que dice es de una actualidad sorprendente.



Tenemos el presente lleno de granujas y un buen saco de ruines en el pasado. No podéis – no podemos – olvidarlo. Pero no dejéis que eso os impida adueñaros de vuestro futuro. Aunque sólo escuchéis malas noticias. Aunque sólo se vean nubarrones, la tormenta pasará.

Desde aquí, desde estas aulas, hemos intentado facilitaros las herramientas para abriros camino en el mundo con dignidad y coraje. Además de enseñaros a trazar la bisectriz, los estómagos de los rumiantes o que las subordinadas adjetivas se pueden sustituir por “chachi”, esperamos haber contribuido un poco a que seáis buena gente. Tan sencillo y tan radicalmente importante como eso.

Recordad siempre estos años en los que habéis convivido con personas de más de veinte nacionalidades distintas, con creencias, acentos, costumbres, comidas, rasgos… completamente diferentes a los de vuestras familias. Esto que para vosotros ha sido la cosa más normal del mundo es un tesoro que se han perdido quienes van a colegios de uniforme por fuera y por dentro.



Recordad que es posible entenderse siempre que las dos partes hagan el esfuerzo, que si nos paramos, respiramos, pensamos y nos damos espacio y tiempo no hay conflicto que no pueda resolverse.

Sabemos que os vais a olvidar de las conjunciones adversativas, las valencias de los elementos químicos y la fecha del tratado de Utrech, pero por favor -¡por favor!- guardad espacio en vuestras memorias para los valores de cooperación y respeto que entre fórmula y fórmula hemos intentado “colaros”.

Esperamos que algun@s os quedéis un par de añitos más por aquí. Otr@s nos dejáis por los motores, los pinceles, los escenarios… Especialemente vosotr@s, no os olvidéis de este instituto. Volved de visita. Apuntaos a la Asociación de Antiguos Alumnos. Saludadnos cuando nos veáis por ahí. En estos años hemos compartido bocadillos, bromas, broncas, huelgas, risas, lágrimas… Son muchas, muchas cosas las que nos unen. ¡Ni se os ocurra perder el contacto!

Cristina Perales

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